jueves, 31 de marzo de 2011

Reflexión del insano verdugo


Dueño de la tortura como ninguno. JAJAJAJAJA. Soy mi propio mutilador, y ¿quién disfruta como yo el sufrimiento?
Porque me he escogido como víctima, siendo también el victimario. El asesino de una vida inocente, con una sola intención.
¡Pero señores! ¡Éste no es lugar de sonrisas! Aquí quienes sueñan se lamentan por despertar y encontrarse vacíos. De sobra hay tiendas que engañan con pociones, pero no se puede beber la felicidad.
Cortar cabezas es buen negocio, tanta gente busca acabar con su tristeza. ¡Débiles, cobardes! Oh no, yo en esa no caigo.
JAJAJAJA. Bella hoja, conocido cuello. El filo acaricia la piel, ida y vuelta. Así se prepara el cuerpo agonizante cada vez que ve cómo la sombra de la guadaña se acerca a la de su cabeza. Y el golpe no llega, y no llegará. Porque éste verdugo no busca la muerte, sólo quiere acabar de pensar. ¡Como si su propia amenaza le sirviera!
Como si hablándole mi mente se fuera a callar…


Bianca Sancio

lunes, 28 de marzo de 2011

Sé tus pasos, pero no vivas en ellos (Recuerda tus pasos, mientras no te vuelvas ellos)


            Cristal aplastante que me contiene clavada al suelo y me obliga a disminuir la frecuencia de mi respiración, pues el aire que necesito escasea; pues pretendo un aire dorado y éste no logrará brillar si no penetra primero en el corazón de la oscuridad.
            Cada final del cristal es una amarra retorcida por dentro, que asfixia al velo que me baña por fuera. El bozal es clave para establecer una cautela prudente. Para someter al descontrol y reflejar sólo lo digno.
            Un mensaje borrado. ¿Por qué? Una letra perdida. Antes de quitarle todo el sentido a la oración, mejor dar lugar a las cadenas de acero.
            Pausado, detenido. Imposible frenar al tiempo. Y la loca en el rincón, privada de movimiento; a su vez negándole a su voluntad actuar. Y la del ceño fruncido y el puño en alto, congelada.
            La amiga de verde piensa, repitiendo su tranquilidad incorrecta. Porque a las tres y muchas les falta una letra, pero todas saben; con esmero aprendieron.
            En el bosque, la dama abre los ojos, y sus comisuras cuentan que no erró el camino. La mano de la vida se extiende, y recibe la dama su impulso. Hacia sus amigas avanza, que en ningún lugar existen. Hacia el frente sus ojos alza, y de sí renueva el magnífico sendero.


Bianca Sancio